El vínculo humano-animal a lo largo de la Historia
Explora la conexión entre humanos y animales a lo largo de la historia. Descubre cómo los animales han pasado a formar parte de nuestra familia.
El vínculo humano-animal se remonta prácticamente a la aparición de la Humanidad. Durante siglos nos han proporcionado comida, materias primas, protección, ayuda durante la caza e, indiscutiblemente, su compañía. A consecuencia de ello, humanos y animales hemos evolucionado conjuntamente. Los animales han adaptado su fisiología y comportamiento a las necesidades que la humanidad demandaba. Nosotros, en cambio, hemos diseñado toda una sociedad en torno de ellos.
Aunque la relación entre nosotros comenzó más como una relación de poder (y desgraciadamente sigue siendo así para numerosas especies), en los últimos siglos esto parece haber cambiado sustancialmente. La creación del término animal doméstico ha supuesto sin duda un antes y un después en la relación que entablamos con ellos. Perros, gatos, caballos, conejos, aves, peces e incluso reptiles, han pasado a formar parte de nuestra familia. El mero interés de su presencia en nuestra vida se limita a ser un compañero con el que compartir nuestro preciado hogar.
Pero, ¿por qué este cambio?
Vínculo humano-animal
Una característica de los seres humanos es la Biofilia, o la fascinación por el reino animal. Esto nos predispone a mantener el contacto con estas increíbles criaturas. Además, existe una necesidad humana básica: la vincularse con los otros. En estos otros también se incluyen a los animales. Estos dos factores resultan claves para comprender la aparición del vínculo humano-animal.
La oxitocina es ampliamente conocida por su importante labor en el trabajo de parto. Lo que muchos desconocen es que también desarrolla una función imprescindible en la regulación de las interacciones sociales. En los últimos años se ha constatado1 que los humanos también secretamos oxitocina al compartir nuestro tiempo con un animal.
Muchos animales de compañía han desarrollado habilidades específicas para comprender nuestro comportamiento. Si tienes un perro te habrás dado cuenta de lo común que es que este te mire a la cara. Incluso cómo mira hacia el lado que tú diriges la mirada o señalas. Esto no es casualidad. Se ha demostrado2 que los perros son capaces de responder ante las señales comunicativas de los humanos.
Esto solo es una pequeña muestra de todo lo que rodea a nivel biológico, social y psicológico al vínculo humano-animal.
Beneficios del vínculo humano-animal
Aunque este es un campo nuevo y en expansión, ya son numerosos profesionales los que han hablado sobre los beneficios de formar vínculo con un animal. Por ejemplo, está altamente contrastado3 que acariciar a un animal ayuda a reducir los niveles de ansiedad, a reducir la frecuencia cardiaca y regular la presión arterial.
Cabe destacar que los animales cuentan con una limitada capacidad para juzgar más allá de la propia experiencia4. La relación humano-animal es forjada únicamente por las interacciones que se dan entre ambos. Aquí no tienen cabida los estereotipos y los prejuicios y es por ello por lo que el contacto con estos seres promueve el desarrollo de una autoestima sana. Además, los animales son capaces de interpretar las conductas de las personas y responder de acorde a ellas. Esto favorece la autorregulación y el aprendizaje sobre las consecuencias del propio comportamiento5.
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