Los abusos en la lectura de "don Quijote"
"Don Quijote" ofrece un retrato crítico y humorístico de la sociedad del siglo XVII, pero muchas veces es leído de formas muy inverosímiles.
Don Quijote es una joya de la literatura universal por varios motivos. Es divertida; ¿cómo no soltar carcajadas con las simplezas de Sancho? Es un vivo retrato de la sociedad española del siglo XVII, con su tremenda jerarquización social, sus injusticias, su decadencia imperial. Usa magistralmente las técnicas del metateatro1: se presentan varias obras dentro de la novela.
Es una obra reflexiva en la cual, en la segunda parte, los protagonistas recorren parte de España sabiéndose ya famosos (tras el éxito de la primera parte de la novela, un falsificador publicó una segunda parte espuria narrando nuevas aventuras de don Quijote y Sancho, y Cervantes magistralmente supo aprovechar este suceso, no solamente para burlarse del falsificador, sino también para incorporar en la segunda parte alguna observación crítica sobre el fenómeno de la fama y la celebridad que, si bien en el siglo XVII era aún apenas embrionario, hoy es un fenómeno de mucho mayor alcance).
Además, don Quijote es una reflexión sobre la nobleza y la crueldad de la naturaleza humana: el caballero errante mantiene su código de honor en todo momento, mientras que duques de más alta alcurnia muestran su miserable condición moral cuando someten al par protagónico a las más desventuradas humillaciones. Y, añado yo, don Quijote es una crítica anticipada a nuestra sociedad de consumo: estar inmersos de lleno en el mundo virtual (sea en el I Phone o el de los libros de caballería), puede afectar nuestro juicio.
Pero, en nuestro tiempo, don Quijote ha sido abusado por demasiados charlatanes. Cervantes, un hombre complejo, no presenta una valoración absolutamente nítida de su héroe, pero parece suficientemente claro que Cervantes sí quiso someter a crítica la fantasía de los libros de caballería, y la pérdida del sano juicio mental. Cervantes entusiasma a sus lectores con las aventuras de don Quijote y presenta al hidalgo como un héroe, pero con todo, da la impresión de que, al final, Cervantes sí se ve él mismo reflejado en el don Quijote que admite que toda esa empresa de caballería errante fue fútil. Cervantes admira la nobleza del Quijote; sin embargo, al final, valora más la racionalidad.
En cambio, en nuestros tiempos, don Quijote ha sido apropiado por los irracionalistas, para arrebatar contra el sano juicio en muchas facetas de nuestra sociedad. Don Quijote es hoy el héroe de la anti-psiquiatría. Se le presenta como el hombre noble que, por el mero hecho de ser un poco distinto a los cánones del establishment, y por tener una vida interior muy rica y estar abierto a la imaginación, es vapuleado por la opresiva sociedad.
Es muy fácil simpatizar con la anti-psiquiatría tomando románticamente este modelo heroico de delirio psicótico. Pero la enfermedad mental no siempre es tan romántica. Los familiares de los pacientes lo pasan muy mal, porque el enfermo no puede valerse de sí mismo. La enfermedad mental no es solamente pronunciar discursos heroicos y enfrentarse a molinos; es muchas veces también desaseo, relaciones conflictivas, etc. El propio Cervantes no escatima en presentar a un don Quijote que, si bien es noble de carácter, sufre mucha paranoia que también perjudica a sus allegados, y su conducta es disruptiva con el mínimo de orden social que necesita una sociedad (liberando presos peligrosos, etc.). Pero, los románticos anti-psiquiatras prefieren obviar ese lado desagradable que el mismo Cervantes retrató, y optan por seguir usando a don Quijote como héroe contra la opresión de la bata blanca.
No solo la anti-psiquiatría ha abusado de don Quijote. También lo ha hecho el mundillo de la autoayuda y la industria de la motivación empresarial. Un tema recurrente en este apartado es la idea de que nosotros nos imponemos nuestros propios límites. Si no logramos las cosas, es sencillamente porque no hemos soñado lo suficiente. Basta con soñar, con tener suficiente motivación de emprendimiento, para lograr nuestros propósitos. Pues bien, es habitual presentar a don Quijote como el paradigma supremo del emprendedor. Todo el mundo creía que él estaba loco, pero no le importó, siguió adelante. Así pues, si tú tienes una idea empresarial, no importa cuán ridícula sea: como el caballero manchego, si ese es tu sueño, ¡sigue adelante, el cielo es el límite! El optimismo irracional muchas veces se defiende en el mundillo de la autoayuda y las charlas motivacionales. Pues bien, se busca presentar de forma recurrente a don Quijote como el optimista que, aún frente a los recurrentes fracasos, sigue son su frente en alto luchando por conseguir su sueño.
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