La ternura de cargarlo todo
Cargar un proyecto con amor también implica soledad, entrega y ternura. Una reflexión íntima sobre lo que damos sin que siempre se vea.
En este rincón de Στοά, Miguel Ángel, el director de Filosofía en la Red, nos abre una puerta más íntima. No se trata de artículos ni de ensayos, sino de algo más frágil y directo: fragmentos escritos desde dentro, donde el pensamiento se mezcla con lo vivido.
Estos textos nacen para acompañar, para abrir una pausa, para contar lo que normalmente no se cuenta.
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El otro día tenía planes. Nada extraordinario: una comida sencilla con alguien que quiero. Me había prometido llegar a tiempo, cerrar la computadora antes del mediodía, dejar el móvil de lado. Pero no llegué. O llegué con la mente en otra parte, los ojos todavía llenos de pantallas, como si siguiera adentro de esa otra vida que he construido y que, sin darme cuenta, me respira por dentro.
Y no es que algo urgente me lo impidiera. No hubo un incendio, ni una crisis. Solo estaba ahí, terminando un texto para la página, editando un video para TikTok, escribiendo ideas para un nuevo reel, ajustando una publicación en Instagram, redactando correos para la revista, revisando detalles del próximo seminario, o en una reunión con alguien para ver si se une a un proyecto. A veces, incluso, hago un live sin saber muy bien por qué, solo por mantener viva la conversación.
La hora avanzaba. Y yo también… pero en otra dirección.
A veces no sé cómo explicarlo sin que suene a excusa. Porque no es que prefiera quedarme en casa antes que salir. Es que hay una especie de gravedad suave que me jala hacia esto que construí. Y me doy cuenta de que no solo le dedico tiempo. Le dedico presencia. Energía. Pensamiento. Dinero.
Hay partes de esta historia que no caben en una publicación abierta. No porque sean secretas, sino porque necesitan otro tipo de escucha. Más cercana. Más cómplice. A veces, lo que se carga con ternura también merece contarse con cuidado.